Lo mejor del 2020: Los libros que me salvaron

Sé que no es nada original escribir un resumen con lo mejor del año, especialmente después de este 2020 al que costó tanto verle lo bueno. Pero siempre hay valor en documentar lo que pasa para darnos perspectiva o para volver a mirar luego con otros ojos. (Por aquí una fanática de releer-me).

Enero con sus vientos de cambio nos invita a hacer borrón y cuenta nueva, pero se nos olvida hacer balance de lo que dejamos al voltear la cara, lo que fue y cómo fue. Como si eso que quedó en el patio de atrás no nos acompañara igual.

Quise empezar con los libros que me leí y que me salvaron el año. Hubo feminismo, creatividad, poesía y también novelas maravillosas (recientes y clásicas). Fue un año de lecturas espectaculares y dejé por fuera de este post muchos otros.

Solo tomé estos tres porque también me ayudan a ilustrar este afán en defender la ficción, en justificar -como si hiciera falta- la literatura como una fuente infinita de inspiración, creatividad, sabiduría, comunicación y contraste.

A ver: ¡El poder de las historias!

A continuación dejaré además del review con lo que me gustó, lo que aprendí, lo que me ayudó a escribir mejor y cómo sirve de bibliografía para usar como enfoque 2021, especialmente si no eres escritor (o lector de ficción) y te interesa serlo. 

Puede que al terminar este post, no solo quieras leer alguno de estos libros, sino que también tengas alguna idea de cómo usar la literatura (no académica) para inspirarte, ser mejor persona y trabajar áreas de tu vida. 

Inciso: me resulta curioso que haya decidido escribir esto justo después del año en el que más he leído textos de no-ficción. Pero así funciona esto de llevar un blog, aquí vamos en orden de lectura.

A la brevedad posible – Luis Yslas Prado

Para todos a los que nos gustaría que las cosas que compartimos en redes sociales viajen a otros territorios, esto es motivación pura. A la brevedad posible es un compilado de aforismos que Luis Yslas empezó escribiendo en Twitter y que terminaron en libro. En este post puedes leer la conversación que tuve con él.

La capacidad de síntesis es un talento que admiro profundamente, ese arte de exponer una idea en pocas palabras y con contundencia. Ese impacto y belleza que logra la brevedad para quedarse dando vueltas en la cabeza de quien recibe esa información y que en muchos casos se convierte en palabra recurrente. En parte de su propia lengua.

Fue inspiración total para mí en este año que nació Soficcional, particularmente para el ejercicio de La Isla sin mar en Instagram, que sin estar compuesto de aforismos, sí se alimentaba de la ficción breve para respirar en cada post. 

Lo que le sacas, sin ser escritor (o lector de aforismos)

En general, vas a tener una frase bellísima para responder y quedar como alguien interesante. Para cuestionarte y pensar en formas de entender la vida. Para usar con mesura la palabra, que tanta falta hace a veces.

Una forma de refutar a algunos “coach”: “A ciertos optimistas hay que formarles un pero”

Un recordatorio que te ayude a salir de una relación tóxica: “No perder tiempo en gente que lo atrasa”. 

O definir la pandemia y el 2020: “Así que esto era el fin del mundo: seguir aquí”.

Cómo maté a mi padre – Sara Jaramillo Klinkert

Entre las novelas de publicación reciente que leí el año pasado, esta es mi favorita, tanto que entró a mi top de libros de la vida sin detenerse ante ninguna duda. 

El relato de Sara Jaramillo es duro, directo, sin adornos. Cuenta las transformaciones que vivió su familia y cómo determinó sus vidas la muerte del papá. 

Ya he hablado en este blog sobre lo terapéutico que es escribir sobre nuestras vidas, llevar un diario o tratar de entender nuestras emociones plasmadas en papel. Para eso hay mucha literatura de superación y auto-ayuda, pero nada se comparará jamás a verlo a través de la historia directa que nos cuenta quien la sufrió. 

Todos conectamos con la historia de alguien, más que con directrices de lo que debes o no debes hacer ante ciertas situaciones. Y no es que la escritora quisiera lograr eso, pero muchas veces de la esperanza que subyace en sus líneas se desprende el aprendizaje más bonito y valioso. Porque es el que cala profundo. 

Lo que le sacas, sin ser escritor (o lector de novelas)

De Sara me impactó esa forma en la que decidió mirar hacia atrás para entender y sanar, el valor que requiere escribir sobre el dolor más profundo, perdonar, soltar y seguir.

Aprender sobre el duelo y el manejo de emociones: “La víctima se regocija en su dolor y termina no sabiendo vivir sin él. Cuando empieza a sanar, hurga su propia herida y luego la expone casi con orgullo y, cuando menos piensa la víctima y la herida son indivisibles”.  

Formas de entender el amor: “Queremos ser deseadas. Nos costaría tiempo entender que el que se enamora de una cintura estrecha saldrá corriendo apenas vea una mejor. Y cinturas mejores hay por todas partes. Ese es el problema de poner el amor en un punto tan concreto”. 

La belleza vista desde la siembra, por si quieres empezar un pasatiempo este 2021 (hablando muy en serio, la forma en la que las plantas son un vehículo para entender al personaje de la mamá es maravillosa): “Las plantas siempre han sido grandes maestras. Bastaba observarlas para entender el valor de la paciencia, para saber que el crecimiento solo ocurre cuando existen las condiciones adecuadas”

Otras maneras de usar la boca – Rupi Kaur

Es poesía, ¿qué más voy a decir? Es lo sublime. Por mucho tiempo la poesía me dio miedo, todavía un poco. Leerla y ni hablar de intentar escribirla. 

Pero qué sería de la vida sin ella. Sé que los que no lean este género literario pueden limitarse a pensar que son puras frases empalagosas que sirven para conquistar o hablar de despecho, y puede que tengan algo de razón. 

Pero también es la compañía perfecta cuando nos sentimos solos ante los desamores, frustraciones, dificultades y dolores. Es la forma más hermosa de definir las penas más profundas, que por cierto son universales. 

¿Cómo no voy a querer convertir en algo bello el dolor? No como un homenaje o justificación, aunque también un poco (pues qué sería de la vida sin esos sacudones), sino como una especie de redención, de confirmación y responsabilidad emocional. 

Rupi Kaur con este poemario hace gala también de la sintetización, sus poemas son breves y justos para hablar sobre las emociones más íntimas y profundas, cómo se siente cada una a través del cuerpo y de las partes que no sabemos señalar cuando duelen.

Lo que le sacas, sin ser escritor (o lector de poesía)

La confirmación de lo que termina, por si llega la duda a atormentar: “La manera en la que se van lo dice todo”. 

Sobre el amor propio: “No me fui porque dejara de quererte, me fui porque cuanto más tiempo me quedaba menos me quería a mí misma”.

El lugar que no sabemos definir: “Eres la línea tenue entre la fe y la espera ciega”

Y ajá, la conquista: “Tu cuerpo es un museo de desastres naturales, puedes entender lo espectacular que es eso”. 

¡Por favor! 

Ese fue mi top de libros del 2020, si algo debo agradecerle al año que pasó es haberme brindado el espacio para disfrutar de más literatura y leer cosas diferentes a las acostumbradas.

Si quieren ver el resto de los textos leídos, fui publicando reseñas breves en mi Instagram a lo largo del año, son bienvenidos. 

La palabra siempre salvará. ¡Feliz lectura 2021!

Autor: Sofía Elena Álvarez

Creadora. Alma Caribe. Periodista

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